Mientras nuestro pueblo pone el centro de su atención en
cuando y como se va a salir de esta situación de pandemia, sin terminar de
entender porque el Covid 19 es tan letal y fácil de contagiar, sin que nadie
termine de explicar el fondo de la verdad y a pesar del hastío, la bronca y la
desinformación trata de cuidarse dentro de sus posibilidades socio-económicas,
los señores del poder siguen trabajando para que el sometimiento sea aún mayor.
Para ello apelan a declaraciones terroristas como las de
Duhalde o a manifestaciones reclamando libertad y denunciando que el país por
este camino marcha al comunismo.
Ejecutan una política, tanto cuando producen
los incendios de bosques y humedales, o cuando forman el Consejo Agroindustrial
Argentino (CAA) que ya mantuvo un encuentro con el presidente de la Nación,
Alberto Fernández, a principios de agosto, y se pusieron de acuerdo con el plan de reactivación agroindustrial, allí
Fernández habló de que “la agroindustria
es uno de los grandes motores de la economía y el desarrollo".
Apenas unos días antes, en julio de este año, el
Ministro Felipe Sola anunció el pre-acuerdo que se había arribado con China,
que invertiría unos 27.000 millones de dólares para desarrollar la cría
industrial de cerdos en nuestro país, con todos los perjuicios ambientales y
humanitarios que ello ocasionaría.
Es decir, todo cierra en la misma dirección. Como dice
el periodista Darío Aranda en La Vaca: “No
hay grieta en Argentina. Oficialismo y oposición están de acuerdo y se aferran
al modelo de agronegocio, de producción de commodities para exportación. Así
queda en claro, una vez más, con el plan de diez años impulsado por un amplio
sector empresario y que ya tuvo el visto bueno del Presidente, la
Vicepresidenta, de gobernadores y de Juntos por el Cambio (Pro-UCR)”.
Aranda agrega: “Mientras
parte de la discusión pública se centró en la (frustrada) expropiación de
Vicentín, los chanchos para China y la quema de humedales, el sector empresario
y el gobierno nacional cerraron filas en un plan que propone profundizar el
agronegocio transgénico, con nuevas promesas de “empleos”, divisas,
“desarrollo” y, una vez más, dejando de lado las consecuencias sociales,
ambientales y sanitarias del modelo que lleva tres décadas en el país”.
Mientras, reclamamos -y es necesario- la expropiación
de Vicentin, denunciamos el acuerdo con China o la quema de humedales en
benefició de los ganaderos y los grandes pull de siembra y ponemos atención en
el reclamo de una verdadera Ley de Humedales, evitando dejarles el camino libre
de obstáculos y generando un mayor nivel de conciencia y resistencia, no
perdamos de vista que el problema real y final es el tipo de país que el
capitalismo está modelando para la Argentina.
La experiencia de las últimas décadas confirma que el
modelo de agronegocios implicó el avance sobre campesinos, indígenas, montes
nativos y humedales.
Obviamente los “patriotas” del CAA no dicen como nos
van a evitar las pandemias que ellos ayudan a generar pero por supuesto
prometen “que su acción será sin descuidar el entorno ambiental”.
Esto en el marco de un círculo perverso. Ya sabemos
que el Covid 19 es de origen zoonótico, es decir una enfermedad que puede
transmitirse de animales a seres humanos. La aparición de este virus
desconocido hasta hace unos meses, también se relaciona con las costumbres
alimenticias de nuestra especie y la destrucción constante de nuestro propio
hábitat.
La destrucción de nuestro planeta es obra de una
política sistemática del capitalismo a escala planetaria y de su política
económica de alto poder destructivo. Ellos son los dueños de las empresas que
producen el cambio climático porque destruyen los bosques, secan los humedales,
implanta el extractivismo, desarrollan la mega minería a cielo abierto e instalan
el uso de agrotóxicos, etc. Esas mismas empresas son dueñas de los grandes
laboratorios que ahora van a lucrar con
la creación de una vacuna que nos libere de este virus y van………
Así cierran un círculo y pronto abren el siguiente.
¿Hasta cuándo?
Ernesto Salgado
Agosto 2020